Según El Bhagavad-gita, existen en el universo un total de 8.400.000 especies de vida, incluyendo variedades de microbios, peces, plantas, insectos, reptiles, pájaros, bestias y humanos. En el momento de la muerte, el alma se traslada de un cuerpo viejo a otro nuevo.
En El Bhagavad-gita se explica: Cualquier estado de existencia que uno recuerde cuando abandona el cuerpo, ese mismo estado será el que obtenga sin falta en su vida siguiente. En otras palabras, las experiencias de nuestra vida, así como nuestros pensamientos, provocan una impresión en la mente, y el compuesto de las mismas constituye el recuerdo final a la hora de la muerte.
El cambio de cuerpo también puede ser observado incluso dentro del período total de la vida propia. En tanto que nuestros cuerpos se transforman desde la infancia a la niñez, de la niñez a la juventud y luego a la vejez, todas las moléculas —confirmado por la ciencia médica— son reemplazadas regularmente. Sin embargo, a través de estos cambios corporales, el yo consciente dentro del cuerpo permanece siendo siempre el mismo. El Bhagavad-gita afirma: Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera, el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte.
Nuestro cuerpo actual es el resultado de una larga serie de acciones y reacciones experimentadas en esta y otras vidas previas. Esta ley de la naturaleza es conocida en sánscrito como ley del karma, en palabras simples: cada acción tiene una reacción. El que actúa de manera justa recibe buenos resultados en la vida siguiente, y el que actúa de un modo negativo tiene que experimentar reacciones adversas en esta misma vida o en un próximo nacimiento.
Los seres humanos constituyen la única especie sujeta a esta ley de karma, porque sólo el ser humano está dotado de una inteligencia superior. Los Vedas explican que las formas de vida más bajas están bajo el control de la naturaleza y sus instintos, por lo tanto no se los considera responsables por sus actividades.
En la forma humana de vida, sin embargo, el alma puede liberarse a sí misma del ciclo de la reencarnación si llega a autorrealizarse. Por lo tanto, el alma que habita un cuerpo humano está en un encrucijada crítica.
Mediante la comprensión de los principios de la reencarnación tal como están explicados en El Bhagavad-gita, nosotros, como almas vivientes, podemos llegar a liberarnos del repetido ciclo de nacimientos y muertes. Los Vedas nos instruyen sobre cómo podemos reasumir nuestra posición constitucional natural en el mundo espiritual eterno de conocimiento y bienaventuranza.